lunes, 20 de febrero de 2012

¿Cuán influyente es el ministro Luis Miguel Castilla en el Gobierno Peruano?

“Sucede que Miguel siempre quiso ser ministro”, confiesa un ex colaborador suyo en el viceministerio de Hacienda. Pero la pregunta no termina de ser respondida. ¿Cómo es que el viceministro de un gobierno abiertamente calificado de derecha se queda al mando de una cartera tan importante cuando entra una administración tan ideológicamente disímil y además tan crítica de la gestión saliente?

Hace poco más de un mes que la mayoría de asesores de izquierda del presidente Humala se han alejado del gobierno y han entrado en una suerte de cura de silencio. Ni Sinesio López, ni Óscar Dancourt, ni Kurt Burneo ni Félix Jiménez quisieron declarar para este artículo. La designación de Julio Velarde como presidente del BCR y del propio Castilla a la cabeza del MEF precedieron tal alejamiento, y también lo anunciaron.

Hay quienes ven en ello una injerencia de Castilla, quien se ha convertido en una figura clave dentro del gabinete, al punto de que algunos sectores afirman que “ha secuestrado al presidente” y que este oye y hace todo lo que Castilla le dice.

Hoy, a poco más de seis meses de haber asumido la administración del país, la gestión de Humala se parece mucho a lo que hubiera podido esperarse (salvo, tal vez, el impuesto a las sobreganancias mineras) de un gobierno de PPK –percibido como su antítesis–. Ello, pese a que el discurso de Humala sigue buscando reivindicar a quienes quedaron al margen de los beneficios del crecimiento económico de los últimos 20 años.

¿Qué pasó para que saliera Salomón Lerner y luego, casi en fila india, la plana mayor de economistas y técnicos de Gana Perú con alguna expectativa de ocupar puestos relevantes? ¿Cómo se pasó de una posición ‘progre’ a una conservadora? ¿Obedece la decisión de virar el timón hacia la derecha a las reflexiones personales de Humala, a una suerte de epifanía o a que alguien cercano le sopla por dónde ir? ¿Es este personaje Luis Miguel Castilla? Veamos.

EL MANDATO POPULAR
“Castilla es, sin duda, un personaje de enorme influencia al interior del gobierno, tiene fuerte incidencia en las decisiones y trabaja con el apoyo clarísimo del Instituto Peruano de Economía (IPE) como un núcleo que opera con él y trabaja con Cecilia Blume”, afirma, convencido, el congresista Javier Diez Canseco.

Uno podría suponer que el legislador está hablando por la herida, pues pertenece a esa izquierda dura promotora de cambios radicales que Humala parece haber reemplazado por una línea más pragmática que no es “ni de derecha ni de izquierda”. Pero Diez Canseco no es el único que piensa que Castilla es una influencia importante en las decisiones del presidente y su esposa, Nadine Heredia.

La verdad, como coincidieron en afirmar las alrededor de 30 personas con las que nos entrevistamos para este artículo –unas 10 con sueldo del Gobierno y otras veintitantas entre empresarios, consultores, economistas y analistas políticos–, es que la relación de Castilla con la pareja presidencial es especial y más íntima que la que mantiene incluso con el primer ministro, Óscar Valdés.

“El MEF ha sido y será siempre un ministerio muy importante [...] si el viceministerio de Hacienda te esconde la pelota, no hay plata, y no importa lo que diga el presidente”, se apura en explicar el economista Pablo Secada. Cierto, del MEF dependen los presupuestos de todas las demás carteras e instituciones, y poderes del Estado.

Pero que el presidente Humala, quien hasta el 2006 defendía la redistribución a lo Hugo Chávez y que llegó al Gobierno denunciando la captura del Estado por parte del sector privado, diga un buen día que no es de izquierda ni de derecha, parece una declaración aprendida más que una convicción filosófica. Algo que escuchó, le pareció interesante, le gustó e hizo suyo.

Podría ser coincidencia, pero es lo mismo que decía Castilla cuando estaba a cargo del viceministerio de Hacienda –en los tiempos de Mercedes Aráoz y, más tarde, de Ismael Benavides– y estallaron los problemas de los sueldos de las Fuerzas Armadas y del Fonavi: “Aquí no se trata de ideologías de izquierda o de derecha, sino de hacer lo que le conviene al país de acuerdo a criterios técnicos”, comentó en una reunión. La piedra, en todo caso, no cayó muy lejos.

Tras ganar las elecciones, Humala se reunió en tres oportunidades distintas con Castilla para que este le explique cómo iban las cuentas. Pero, ¿por qué llamarlo a él y no al entonces viceministro de Economía, Fernando Toledo? Castilla tenía más tiempo en el MEF y su manejo de las cifras y su obsesión con que la caja cuadrara estaban más alineadas con lo que estaba buscando Humala. Otros dicen que fue el propio Benavides quien designó a Castilla para que se reuniera con Gana Perú.

Lo cierto es que en esas reuniones, realizadas en la sede del PNUD, también estuvieron Nadine Heredia y dos de sus primas, una de ellas, Tania Quispe, es la actual jefa de la Sunat.

“La señora Quispe fue propuesta por mí al presidente de la República, yo la conocía desde hace mucho tiempo y él tuvo a bien aceptar la sugerencia”, explicó Castilla cuando tal nombramiento generó revuelo por su relación con Nadine.

Pero, contrario a lo que se cree, habría sido Quispe quien recomendó a Castilla, según fuentes del entorno presidencial, y este, más adelante, habría jugado en pared con el presidente y su esposa para, también, ganarse su confianza. Evidentemente, ello no hubiera ocurrido si no existiera química entre el ministro y la pareja presidencial.

“Castilla es muy concesivo con la pareja, muy didáctico y de formas muy pedagógicas, y nunca choca frontalmente con el presidente o su esposa; es una relación de aparente genuflexión, pero les da por su lado”, nos comentó un empresario con acceso de primera mano a esta información. “Le da clases de economía a Nadine quien, por ser más sofisticada y preparada en términos académicos que el presidente, es su traductora oficial; ella es la que tiene que entender”, agregó.

Humala se deshace de su equipo original en sincronía con la confianza que iba depositando en Castilla. De hecho, antes de asumir el cargo, el presidente se reunió en Washington D.C. con el presidente de la CAF, Enrique García, quien, además de hablarle muy bien de Castilla –trabajaron juntos–, alabó lo conseguido en materia económica por el Perú e insistió en que se debían mantener las líneas base de la política económica. Más tarde, en Nueva York, el presidente conversó con el economista peruano de JP Morgan, Luis Oganes, quien reforzó los argumentos de García. De vuelta en Lima, Castilla le dijo lo mismo.

Un día, en una reunión con profesionales, técnicos e inversionistas, Humala soltó un “claro que estoy de acuerdo con las concesiones, pero bien hechas, no como el Aeropuerto Jorge Chávez”. De inmediato, uno de los presentes le explicó que el administrador del terminal, LAP, generaba más del 50% de los ingresos de Córpac y que, de hecho, es un caso de éxito en la región pese a todos los inconvenientes y enmiendas al contrato original. Antes de que terminara la explicación, Humala se volvió hacia Manuel Dammert, su asesor en ese momento, como diciendo: “me has hecho quedar como un idiota”. Es difícil pensar en Humala como alguien tolerante a que lo dejen mal parado.

En otra oportunidad, según nos revelaron personas presentes en la reunión, Jamie Dimon, el CEO de JP Morgan, visitó el Perú en su avión privado y, tras una breve entrevista con Humala, este, en lugar de indagar respecto de la visión de Dimon sobre la crisis internacional o la situación de su banco, le preguntó: “¿O sea que tú eres el dueño de JP Morgan?”, a lo que Dimon respondió: “No, no soy el dueño, soy el CEO”, y Humala repreguntó: “¿Qué es CEO?”, ante la mirada atónita de los presentes. No es su obligación, pero el presidente debería estar preparado y eso es lo que hace Castilla, y Humala lo entiende.

“El presidente empezó a darse cuenta de que las cosas no eran del todo como se las había contado su equipo y que, de hecho, estaba insuficientemente informado”, comentó un reconocido consultor.

Cierto es que Humala no se ha dejado avasallar por Castilla, sino que ha ido comprobando en el camino que su equipo original o bien no estaba a la altura del reto o bien las cosas no eran como se las habían pintado. En cambio, lo que Castilla dice sí sucede. Y siendo el presidente de formación castrense, el pragmatismo y el orden priman en sus decisiones. “Humala se sienta con Castilla, lo escucha, lo entiende, le repregunta; pero si no está de acuerdo, se hace lo que el presidente dice”, nos comentaron desde el interior de Palacio.

Tal química puede tener otra fuente: la disertación doctoral del titular del MEF fue sobre “Inestabilidad, Instituciones Fiscales y Resultados Económicos”, prácticamente a la medida del puesto en una coyuntura como la actual. Y tal vez más importante, esa investigación le dio a Castilla una perspectiva y comprensión amplia del interior del país, de la que algunos de sus predecesores, como Luis Carranza o Ismael Benavides, carecieron. Una visión en sintonía con la de la pareja presidencial.

Y hay otro hecho relevante que probablemente haya ayudado a asentar las bases de esa confianza. En una de las reuniones que Castilla sostuvo con Heredia –tras volver de Washington en viaje de emergencia por la pérdida de un familiar–, se quebró ante la primera dama. Más tarde, Nadine se lo relataría a su esposo con estas palabras: “Miguel es un hombre bueno”.

EL MEF DE CASTILLA
“Si fuera por el MEF no se reforzaría Petro-Perú, se retirarían subsidios y se privatizaría Sedapal y otro montón de cosas, pero ello no ocurre porque Castilla no tiene la influencia que tenía el MEF de Jorge Camet o de Ismael Benavides, viejos zorros”, afirma otro ex colaborador de ese ministerio.

En privado, Castilla reconoce: “hay que entender que este gobierno es de centroizquierda, no de derecha, y hay que hacer concesiones para salvar algunas otras cosas; así que mantendremos varios de los pilares del modelo económico pero, a cambio, por ejemplo, se va a potenciar Petro-Perú”. Ese solo hecho, para alguien como Luis Carranza o Cecilia Blume, sería motivo de renuncia. No para Castilla, lo que dice de su adaptabilidad.

Según nuestras fuentes, es gracias a Castilla que el programa Pensión 65 no es para todo el mundo sino solo para quienes lo necesitan realmente, y que se está implementando por capas y planes piloto en determinadas regiones. Y lo mismo con la devolución del Fonavi, lo que habla de su ortodoxia.

Pero la confianza de la pareja presidencial en Castilla llega a niveles sorprendentes. Según fuentes del Ejecutivo, Castilla y Nadine despachan juntos y entrevistaron a varios de los postulantes a los sillones ministeriales que quedaron vacantes tras la salida de Salomón Lerner. “Para el ministerio de la Inclusión, Castilla y Nadine los entrevistaron a todos”, nos contaron.

Al menos dos ministros fueron nombrados por recomendación directa de Castilla: Carolina Trivelli en Inclusión Social y René Cornejo en Vivienda (quien es su aliado incondicional). Además, Castilla tendría gente en al menos un par de viceministerios de las carteras de Trabajo y Energía y Minas. “El MEF está en todos los ministerios en los que hay que tener un pie”, nos comentan desde Palacio.

Y viene de antes. En parte, por recomendación de Castilla, es que se retiraron tres páginas con propuestas de modificaciones constitucionales del discurso que Lerner daría ante el Congreso. Se le dijo al ex primer ministro que se presentarían luego, cuando las aguas estuvieran más calmas, pero Xiomi se fue antes de que esas páginas regresaran.

RAZONES DE FONDO
Como señala un conocido analista político, “la estabilidad del gobierno de Humala no proviene de la política, esa nunca la tuvo; no proviene de su relación con las Fuerzas Armadas, en las que sus antiguos compañeros son generales y él se fue de capitán. La estabilidad de Humala depende de lo económico y él parece haberlo entendido así”. Castilla, entonces, tendría la posición que se le adjudica por “la fuerza de los argumentos”. Porque es práctico.

Para algunos, las voces cantantes en el gabinete son Humala y Castilla porque “Valdés no es ninguna lumbrera, es un empresario exitoso, pero de provincia, al que han puesto ahí porque es enérgico y va al choque”. Algo que Castilla, de mirada esquiva y hablar sereno, no haría.

“Miguel se sabe acercar a quien está en el poder”, revela un conocido suyo. Nos cuenta que las hijas de Castilla fueron al concierto de Justin Bieber con las hijas de Alan García. “Ese es su estilo, te trata de envolver para volverse indispensable, busca estar al tanto de absolutamente todo, de manera que si al final algo sale mal, él puede ofrecer alguna opción o puede señalar los errores y sugerir enmiendas o, simplemente, quitar el cuerpo”, afirma un ex compañero de trabajo.

De no ser por su aparente timidez, Castilla podría ser el próximo primer ministro. Pero eso no debe preocupar a Valdés, todavía. Aunque este haya dicho que “Conga va de todas maneras”, hace dos semanas en la presentación del Servicio de Asesoría Empresarial de Apoyo se supo que tuvo un desencuentro con el presidente; sin embargo, parece que permanecerá en el cargo. Y Miguel seguirá en el MEF por varios meses o, quién sabe, varios años más.